Dr. Josué Calderón Gamba

El término Pinzamiento de cadera es en realidad muy amplio y cubre las alteraciones o anormalidades anatómicas en las cuales la Cabeza y Cuello del Fémur o el Acetábulo tienen una deformidad ósea que condiciona un roce anormal entre ellos, lo que lleva en ciertos rangos de movilidad a daño del complejo Anillo Acetabular y Lábrum Acetabular.

Existen tres causas principales:

Retroversión Acetabular tipo PINCER: El Acétabulo no se desarrolla de manera normal durante el crecimiento del niño, presentando un direccionamiento hacia posterior contrario a lo normal que es hacia anterior. En este caso cubre excesivamente la Cabeza del Fémur y no permite una movilidad adecuada, así como se genera el contacto de manera anormal.

Lesiones tipo CAM o de Leva: Estas lesiones aparecen donde se une la Cabeza con el Cuello del Fémur, suelen desarrollarse durante la adolescencia manifestándose como una deformidad prominente de esta unión, produciendo que la cabeza no pueda encajar correctamente dentro del Acetábulo, y aumentando el estrés del contacto con la parte superior del Acetábulo y el Lábrum Acetabular.

Retrotorsión femoral: Sucede cuando hay una posición anormal del cuello del Fémur, dirigiéndose hacia posterior en un plano horizontal, lo que puede provocar también un Pinzamiento de Cadera. 

Síntomas:

Cuando existe un Pinzamiento de Cadera el paciente siente dolor inguinal, que aumenta con las actividades que implican flexionar la cadera como correr, saltar o sentarse por mucho tiempo. También se da una pérdida de rotación interna de la cadera y finalmente se produce un desgarro del Lábrum durante la evolución, aumentando el dolor en esa zona. Con el tiempo, el Pienzamiento daña el Cartílago articular y el Lábrum Acetabular, produciendo una Osteoartritis, provocando dolor, rigidez y pérdida de la flexibilidad. Es frecuente en actividades que implican unos rangos extremos de movilidad de la cadera como algunos tipos de danza.

Manejo:

Los Pinzamientos no son iguales en todos los pacientes, por el contrario cada uno es diferente por lo que no existe un único plan de tratamiento ya que se deben evaluar los síntomas, el nivel de actividad, la anatomía, la mecánica corporal general y la amplitud de movimiento, y también el daño que se ha producido en el Lábrum y el Cartílago.

Cuando es un caso leve o moderado, es posible sugerir un tratamiento más conservador que implica un cambio en las actividades físicas, analgésicos, fisioterapia y en algunos casos, infiltración con corticoides.

En casos más graves, una buena opción es la Artroscopia para corregir la deformidad, reparar el Lábrum y manejar el daño al Cartílago articular. Después de la cirugía es importante realizar una trabajo de rehabilitación física, si se hace de manera correcta en 6 meses el paciente puede retornar a las actividades físicas.

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