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Existen tres razones por las que puede llegar a fallar una prótesis de cadera.
Desgaste los materiales (Aflojamiento aséptico)
Esta es la principal causa de revisión de una prótesis de cadera, especialmente a mediano y largo plazo y se produce cuando la prótesis ha fracasado en fijarse adecuadamente, ya sea porque el manto de cemento ha fallado o porque hay una ausencia de un adecuado crecimiento óseo alrededor del implante cuando las prótesis son no cementadas.
La razón por la cual se produce este aflojamiento depende de muchos factores. Por ejemplo, en las prótesis no cementadas, si no se consigue una adecuada estabilidad cuando se realiza la Fijación Primaria se puede producir un micromovimiento anormal alrededor del implante que a largo plazo generará el aflojamiento y le producirá dolor al paciente. Para las prótesis cementadas, los factores que pueden influir en el aflojamiento van desde una inadecuada técnica de cementación, hasta el desgaste del polietileno con la consecuente reacción inflamatoria a sus partículas.
El principal síntoma que se evidencia en estos pacientes es el dolor que aparece cuando realiza movimientos en los que se utiliza la prótesis. Cuando el aflojamiento es bastante grave el dolor deja de ser mecánico y se convierte en crónico, ya que se siente todo el tiempo a causa de la inflamación producida por la inestabilidad protésica.
Otro síntoma importante es la sensación de “fallos”, como si la Artrosis(Osteoartritis) hubiera regresado generando inestabilidad. Esto se da porque al disminuir la capacidad de movimiento de la articulación los músculos pierden trofismo.
Esta es una de las fallas de prótesis más temidas por los Cirujanos Articulares y pacientes porque su tratamiento es complejo, largo y tiene repercusiones sobre la vida de los pacientes. Cuando realizamos un reemplazo parcial o total de cadera estamos implantando un elemento inerte atravesando la barrera natural de protección que es la piel. Ésta alberga bacterias que conviven con nosotros sin hacernos daño al permanecer en su superficie epidérmica. En ese proceso de realizar la herida quirúrgica e implantar la prótesis, pueden ingresar bacterias u hongos que producen la infección de la misma. Cabe aclarar, que con cualquier procedimiento quirúrgico, existe el riesgo de que a nivel profundo se ingresen este tipo de gérmenes. Tomamos múltiples medidas preventivas para que ésto no suceda, y mantener una frecuencia de presentación de ésta complicación tan baja o más baja que el promedio mundial, sin embargo, difícilmente o nunca se podrá tener un control total de las variables que pueden generar esta complicación, por lo tanto seguramente nunca se logrará que en absolutamente todos los casos se pueda evitar.
Estos microorganismos pueden llegar a la superficie del implante y crear un ambiente perfecto para protegerse del sistema inmune y así crean una infección que es imposible de eliminar sin extraerlo en la mayoría de los casos, sobre todo los crónicos, o que son causados por ingreso de los gérmenes a la articulación desde infecciones en otras regiones del cuerpo y que llegan por vía sanguínea.
Las infecciones se manifiestan principalmente durante el postoperatorio inmediato con dolor, inflamación fuera de los parámetros, fiebre y con material saliendo de la herida quirúrgica, logrando desarrollar incluso una septicemia. También se presenta dolor progresivo que impide que el paciente pueda avanzar en su recuperación. Con alguna frecuencia el paciente presenta una herida puntiforme o redonda de pequeño tamaño que constantemente drena en los casos crónicos.
Existen tres tipos de infecciones de prótesis de cadera
Es generalmente manejada con al menos dos tiempos quirúrgicos, uno consiste en retirar la prótesis, realizar una extrema limpieza y desbridamiento de los tejidos residuales en la articulación, y posterior a esto, utilizar un implante que consiste en cemento óseo con antibiótico de liberación local, y que brinda estabilidad articular temporal llamado Espaciador. A éste se suma un manejo con antibióticos que idealmente debe estar dirigido al gérmen o gérmenes identificados por un periodo que generalmente va de 6 a 12 o más semanas, una parte de éste estando hospitalizado, la otra por ingesta oral. En la segunda fase, una vez verificados parámetros de erradicación de la infección, se procede a una nueva reimplantación. Todo basado en el conjunto de evolución de la patología y características de cada paciente, buscando lograr la mejor calidad de vida. Usualmente, cada procedimiento que se realiza es más complejo, tiene mayor riesgo de complicaciones, y el resultado funcional no es el mismo que la primera vez que se recibe la prótesis y esta no haya tenido complicación alguna. Sin embargo en la gran mayoría de los casos se logra una buena calidad de vida, y una preservación de la extremidad.
En pocos casos el paciente puede requerir una amputación de la extremidad, o se decidirá un manejo de la infección con ingesta de antibióticos durante toda la vida, según cada caso particular y el concepto especializado.
En cualquiera de los dos casos el único tratamiento es la cirugía de revisión de cadera. Durante está cirugía se realiza una exploración del estado de la prótesis y el hueso para definir los pasos a llevar a cabo. Es posible que se deba realizar en varias etapas quirúrgicas hasta reimplantar la prótesis en la cadera.